viernes, 30 de agosto de 2013

Historia de la medicina.

En estos instantes no imagino nadie pero absolutamente nadie más aburrido que yo, puedes estar en tu casa sin internet, sin televisor, hasta sin luz, sin agua, sin nada, pero hasta estar así, es menos aburrido, que estar sentado donde estoy ahora mismo. Escuchas cada palabra articulada tan lentamente que podría escribir todo absolutamente todo lo que el dice, sin ningún problema, si el hablara a la velocidad normal de cualquier persona, esto duraría solo media hora, sin embargo tengo que estar 3 horas escuchando lo mismo, viéndole la baba refugiarse en las comisuras de los labios, es realmente repugnante, quisiera estar en mi casa, durmiendo, haciendo absolutamente nada, eso es mejor que estar aquí. Su voz, su forma de hablar, las cosas que dice, sus bromas fuera de lugar, sus regaños -aunque el diga que no nos regaña- todo es demasiado insoportable, siento que me derretiré, o explotare, siento que preferiría morir en vez de estar aquí, es peor que si te torturaran rebanandote la piel, ¿es que en serio, hay personas que creen que este curso nos servirá para algo?  El ya nisiquiera debería de trabajar, es tan anciano y tan molesto a la vez, el minúsculo trasero que tengo me duele, de tanto estar sentada, no ocurre muy a menudo, pero en esta clase ocurre siempre, todos haciendo otras cosas y yo simplemente no tengo otra cosa que hacer, quiero salir corriendo de aquí, quiero que ya sea la 1, quiero ir al cine, quiero estar feliz, ha pasado un día, en que casi ni noto su ausencia, pero en esta clase hace parezca como si no lo hubiera visto una eternidad. Juro que no volveré a sentarme sola nunca más.

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